Debemos afirmar que cada vez son más las personas que se animan a contratar un seguro de vida o de decesos con el principal objetivo de proteger a su familia económicamente cuando ellos no estén.
Aunque ambos seguros cubran el fallecimiento del asegurado, estos los hacen de distinto modo. A continuación, te explicamos de forma breve y clara las principales diferencias.
- El seguro de vida es aquel que actúa como garantía frente a una posible situación de necesidad económica, en la que el beneficiario recibirá una indemnización dineraria en caso de fallecimiento del asegurado. En caso de invalidez y otras garantías complementarias contratadas, será el propio asegurado quien perciba dicha prestación.
Por tanto, la principal característica del seguro de vida es que el pago de la cantidad pactada en el contrato, depende del fallecimiento o supervivencia del asegurado.
- En cambio, el seguro de decesos, es aquel que garantiza al asegurado la cobertura de los gastos y trámites necesarios para el funeral, servicio de sepelio o enterramiento, así como los costes de traslado del cadáver desde cualquier lugar del mundo.
Es decir, los seguros de decesos son un seguro de asistencia familiar para estos momentos tan duros que nunca queremos que llegue el momento, para evitar tener que pagar un elevado coste por el entierro y toda la gestión documental que eso genera en un momento tan delicado.